curiosos medio el aire, u la lluvia
Nunca
dejarán de sorprendernos las fronteras de la vida. Todas las entidades
“vivientes” (incluyendo cosas como virus, viroides, virusoides
y priones) están basadas en la misma física, la misma química, la misma
bioquímica… Aún así, siendo tan parecidos a niveles íntimos, los
organismos muestran una diversidad pasmosa.
Encontramos seres vivos en prácticamente todos los sistemas habitables (e inhabitables) de la Tierra. Desde los fondos abisales perpetuamente sumidos en la oscuridad, hasta las elevadas cumbres de la Cordillera del Himalaya; desde hirvientes charcos de ácido, hasta casi 3000 metros bajo la corteza terrestre (ver aquí).
Desulforudis audaxviator, bacteria localizada a casi 3 kilómetros de
profundidad. La radiación producida por la desintegración del uranio del
medio en el que vive, le proporciona la materia prima (hidrógeno y
azufre) para su superviviencia. Crédito: Un Planeta con Canas
No es casualidad que los biólogos afirmen que los seres vivos han
conquistado todos los medios posibles: la tierra firme es aplastada por
toneladas de seres vivos; mares, ríos y lagos bullen de vida; mientras
que en el aire encontramos aves surcando los cielos, semillas y esporas
de todo tipo viajando de un lado para otro, e incluso animalillos y
microorganismos que son arrancados de la tierra firme por el poder del
viento. Si la tierra y el agua son los lugares donde la vida medra y se
desarrolla, el aire es sobre todo un medio de transporte a larga
distancia…
¿O no? ¿Existen seres vivos que sean capaces de vivir en el medio aéreo? ¿Hay criaturas capaces de nacer, crecer, reproducirse y morir sin bajar de las nubes?
Seguro que a muchos os sonará la palabra plancton. Es un término que últimamente se ha popularizado bastante y con él los biólogos designan a una ingente cantidad de criaturas de toda índole. El término Plancton deriva del griego <errante
>>.
Bajo su paraguas se agrupa toda esa miríada de criaturillas que pululan
en el rostro de las profundidades: las capas superficiales de lagos,
marismas y océanos. Como su propio nombre indica, los seres del plancton
son criaturas errantes, que vagan sin rumbo fijo, que se dejan llevar
pasivamente por las olas y corrientes del mar.
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Aeroplancton. Viviendo en las nubes
Encontramos seres vivos en prácticamente todos los sistemas habitables (e inhabitables) de la Tierra. Desde los fondos abisales perpetuamente sumidos en la oscuridad, hasta las elevadas cumbres de la Cordillera del Himalaya; desde hirvientes charcos de ácido, hasta casi 3000 metros bajo la corteza terrestre (ver aquí).
¿O no? ¿Existen seres vivos que sean capaces de vivir en el medio aéreo? ¿Hay criaturas capaces de nacer, crecer, reproducirse y morir sin bajar de las nubes?
Seguro que a muchos os sonará la palabra plancton. Es un término que últimamente se ha popularizado bastante y con él los biólogos designan a una ingente cantidad de criaturas de toda índole. El término Plancton deriva del griego <
Pero no todo el plancton prospera en el medio acuático. También existen formas de vida pasivas que se deja llevar por otro medio fluido: El aire.
Como son formas de vida cuyo desplazamiento es pasivo, es decir, que se dejan llevar a “voluntad” del aire y sus turbulencias, también reciben el nombre de plancton. Y al ser plancton aéreo, son comúnmente conocidos como aeroplancton, aunque en realidad no se hable mucho de él.
En este mundillo de los errantes viajeros de las nubes también encontramos una elevada biodiversidad. Para algunos el aire es un medio ideal para reproducirse: muchas plantas liberan sus granos de polen al viento, confiando a este el éxito de la fecundación cruzada. Las coníferas y los cereales son los más afines a este tipo de reproducción. Y son los culpables de múltiples alergias.
Para plantas, hongos y microorganismos varios, el aire es también un medio para dispersar su simiente. Semillas y esporas pueblan el aire, siendo estas últimas además, otra causa de farragosas alergias.
También algunos animales se dispersan mediante el viento en su etapa juvenil. Son los spiderlings, las crías de araña, que lanzando hilos de seda al aire son impulsadas a surcar los cielos.
Pero no solo crías de animales. Mini-dípteros, mini-avispas, mini-escarabajos y todo tipo de mini-insectos poseen un tamaño tan ridículo en su etapa adulta, que si tienen que invertir sus fuerzas en algo, este algo es “anclarse” en tierra firme. Son tan pequeños que incluso una mala racha de aire podría lanzarlos a kilómetros de distancia, si es que vuelven a bajar.
Lo cual choca bastante con las tesis de los defensores de los Chemstrails… Según ellos mismos, es cuestión de pánico la sospecha de que un avión está lanzando compuestos químicos sobre sus cabezas a gran altura… cuando en realidad, si algo así sucediera, los productos químicos se diluirían por sí mismos en la atmósfera hasta dosis… ¿qué dosis han calculado los señores?
Pero no solo, el tiempo que tardarían tales compuestos en alcanzar el suelo sería muy superior al tiempo que tardan, según sus “experiencias”, en “sufrir” dolores de cabeza y esas cosas… Personalmente, mas bien deberían temer lo que respiran ahora mismo. Tanto si están en un prístino campo primaveral atestado de centeno como en una gran ciudad…
Volviendo al tema, la mayoría de todos los organismos mencionados solo están de paso. Como vemos, el aire solo es un medio de dispersión, ideal para recorrer largas distancias a bajo costo. Pero para otros organismos no, para otros seres el aire es su hogar, viven aquí. Este es el caso de ciertas bacterias.
No es una vida fácil. El cielo es, paradójicamente, un medio hostil para la vida. Es un medio con bajo pH, bajas, muy bajas temperaturas y una compleja mezcla cambiante de compuestos orgánicos e inorgánicos; el agua escasea y cuando está presente se halla como diminutas gotitas de tamaño microscópico (Ref. 2). Para más inri, los organismos que aquí residen son bombardeados por radiaciones UV (Ref. 6) y los refugios para protegerse de las inclemencias del tiempo son más bien escasos… ¡Pero qué diablos! ¡Viven en las inclemencias del tiempo!
Si la presencia de organismos en la atmósfera es, como hemos visto, algo bien conocido, los límites de su distribución no lo es tanto. Uno de los avances más sorprendentes se lo debemos al microbiólogo ruso Alexander A. Imshenetsky, director del Instituto de Microbiología de la Academia Rusa de las Ciencias hasta 1984. Imshenetsky, tomando todo tipo de precauciones para evitar la contaminación biológica en el experimento, envió cohetes meteorológicos convenientemente equipados a la mesosfera (Ref. 4), una capa de la atmósfera situada entre los 50 y los 80 Km de altitud, con temperaturas que pueden acercarse a los -100º C. Es una zona donde observamos eventos de ionización de gases, desintegración de meteoritos y un intenso bombardeo de radiación UV.
Pues bien, aparecieron microorganismos, desde los 48 hasta los 77 Km de altura. Los autores identificaron dos especies de bacterias (Micrococcus albus y Mycobacterium luteum) y cuatro de hongos (Circinella muscae, Aspergillus niger, Penicillium notatum y Papulaspora anomala). Acababan de establecer un nuevo record para el registro altitudinal de la vida (Ref. 4). Es llamativo que las especies identificadas sean muy habituales en nuestra vida diaria, tanto que uno de ellos es uno de los responsables habituales de la podredumbre de verduras y frutas varias…
Puede parecer poca biodiversidad, pero es algo engañoso. Los trabajos clásicos de microbiología, tradicionalmente han basado la identificación y recuento de microorganismos en técnicas fundadas en el cultivo de los mismos en el laboratorio; para poder identificar y estudiar los microbios en aquel entonces era preciso la visualización directa de las colonias, la medición de los cambios químicos en un medio de cultivo determinado o ambas cosas a la vez. Sin embargo, estas técnicas tienen un grave sesgo, solo son viables con organismos que son capaces de crecer en nuestros medios de cultivo.
La aplicación de técnicas moleculares evita este problema. Al tratar directamente sobre el material genético, se pone de manifiesto gran parte de la biodiversidad presente. Así, en un trabajo realizado en Francia, en el que también secuestraron nubes* para el estudio de su microflora, encontraron unos pocos géneros bacterianos, pero conocidos: Micrococcus, Bacillus, Streptomyces, Flavobacterium, entre otros (Ref. 2).
Pero estos grupos solo representan la fracción cultivable (Ref. 1). Las técnicas moleculares revelaron que los anteriores “solo” representan menos del 1% de la biodiversidad total de los microorganismos que medraban en el medio aéreo (Ref. 2); en otros trabajos, aún a pesar de la ingente biodiversidad, domina el género bacteriano Pseudomonas (Ref. 1).
Sin ir más lejos, en el año 2001 se publicó un trabajo de esta índole. Las muestras se recolectaron en el Observatorio de Sonnblick, una estación meteorológica situada en la cumbre del monte Sonnblick (a 3106 metros de altitud, en los Alpes austríacos). En el presente trabajo se recolectaron, literalmente, muestras de nubes, así como de los aerosoles presentes en el aire y de la nieve circundante (Ref. 6).
Según los resultados obtenidos, en las frías nubes de los Alpes encontramos pocas bacterias, pero biológicamente activas. Lo cual es la repanocha, ya que estas nubes además se encuentran en un estado de superenfriamiento; esto es, que el agua puede mantenerse en estado líquido aún por debajo del punto de congelación (Ref. 6).
¿Pero cómo han llegado? ¿Qué comen estás bacterias? ¿Cómo se protegen de las inclemencias del tiempo (aunque literalmente, viven en “el tiempo”)?
Según los autores, incluso el infierno celestial puede tener rinconcitos medianamente agradables. Los bombardeos de radiación UV pueden ser parcialmente mitigados por las propias nubes. Y en el aire encontramos en suspensión una cierta cantidad de materia orgánica. Alcoholes (como dode-, tetra- y hexadecanol), ácido fórmico y acético y otras sustancias pueden ser tanto producto como fuente de alimentación de las bacterias (Ref. 6). Otros estudios han revelado que en las nubes son relativamente abundantes los ácidos carboxílicos, que son procesados también por acción microbiana en la propia atmósfera (Ref. 3)
En cuanto a su importancia en el ciclo de la vida, existe bastante controversia al respecto, pero parece ser notable. La formación de las nubes no es un proceso que sucede ni por casualidad ni por acción divina. Es un proceso en el que intervienen diversos factores químicos y físicos.
Según la bibliografía, el aeroplancton interviene a nivel de formación de nubes, de la inducción de la lluvia y de las nevadas.
Diversas moléculas, debido a sus características, son capaces de inducir la condensación, bien del vapor del agua, bien de las microgotas de agua suspendidas como aerosoles. El resultado de este fenómeno es la formación de las nubes. Pues bien, se ha observado que el aeroplancton puede tener un papel relevante en este aspecto (Ref. 1 y 5). En ese sentido puede intervenir el polen de muchas plantas, e incluso bacterias fitopatógenas como Erwinia carotovora (Ref. 5). Por otro lado, los biosurfactantes (moléculas orgánicas que reducen la tensión superficial del agua) también pueden desempeñar un papel similar, estas moléculas son producidas, entre otras, por bacterias del género Pseudomonas, muy comunes en la atmósfera (Ref. 1).
En definitiva, la atmósfera está mucho más viva, en un sentido literal, de lo que en un principio podría imaginarse. Es más, la propia vida desempeña un papel importante en su funcionamiento, más allá de la fabricación continua de oxígeno, un papel sobre el propio ciclo del agua. Aunque, como siempre digo y en este caso mas si cabe, todavía queda mucho, muchísimo, por estudiar
Finalmente, por otro lado, se sabe que el fitoplacton, el plancton marino vegetal, puede tener un protagonismo relevante en la dinámica del agua, la formación de las nubes y las precipitaciones en sí mismas. Pero eso, es otro tema
* Por si alguien se lo preguntaba… ¿Cómo se secuestra una nube? En pocas palabras: con colectores especiales <<stage cloud water collector>>. Son como una especie de aspiradoras, que absorben el aire (nube inclusive) y lo proyectan a gran velocidad contra un medio adecuado, así que las partículas presentes en el aire impactan contra el medio, clavándose en el mismo. Estas particulas pueden ser microorganismos o partículas que contienen microorganismos (u otras cosas, como polvo, granos de arena y cochinaditas varias ). Y voilá, ahí los tenemos. Si es un medio de cultivo, además, con suerte promoverá el crecimiento y multiplicación de algunos microbios del aire.
- 1.- Ahern, H. E. et al (2007) Fluorescent pseudomonads isolated from Hebridean cloud and rain water produce biosurfactants but do not cause ice nucleation. Biogeosciences, 4, 115-124, 2007.
- 2.- Amato, P. et al (2006) Microorganisms isolated from the water phase of tropospheric clouds at the Puy de Dôme: major groups and growth abilities at low temperatures. FEMS Microbiology Ecology, Volume 58, Issue 2, Pages 242-254.
- 3.- Deguillaume, L. et al (2008) Microbiology and atmospheric processes: chemical interactions of Primary Biological Aerosols. Biogeosciences Discussions, 5, 841-870, 2008.
- 4.- Imshenetsky, A. A. et al (1978) Upper Boundary of the Biosphere. Applied and Environmental Microbiology, Jan 1978, p. 1-5.
- 5.- Möhler, O. et al (2007) Microbiology and atmospheric processes: the role of biological particles in cloud physics. Biogeosciences Discuss., 4, 2559-2591, 2007.
- 6.- Sattler, B. et al (2001) Bacterial growth in supercooled cloud droplets. Geophysical Research Letters. Vol. 28, Nº2, pages 239-242. January 15, 2001.
2 comentarios:
siempre he considerado la idea de que el universo está lleno de vida, incluso en ese vacío cósmico del que algunos hablan, solo que no pueden ser demostradas por la ciencia. Encantador artículo Mikail, gracias por compartirlo!
¡Genial!
Acabo de aprender lo que signìfica el termino placton, la presencia de organismnos vivos en los mas hostiles medios,la posible influencia que estos organismos tienen en la formacion de nubes,la lluvia.... Es la primera vez que "escucho" del aeroplacton.
Gracias Mikail,te saludo desde Cauca Colombia.
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